Hace 3 años no miraba así los desafíos. Los miraba desde el malestar, desde la necesidad de cambiar esa conducta desafiante casi «a cualquier precio». Ya fuese con un refuerzo negativo (retirar algo agradable para el niño cuando realizaba una conducta inadecuada), un castigo (al rincón de pensar), o desde el refuerzo positivo (si no tiras del pelo en toda la sesión te doy un caramelito).
Miraba únicamente la punta del iceberg. Pero esa parte, lo que vemos, es sólo un 20% de lo que ocurre en realidad.
Bajo la punta del iceberg hay un 80 % que no vemos, que está sumergido bajo el agua. Te tienes que mojar, tienes que bucear para poder comprender.
Comprender los «PARA QUÉ», comprender qué hay debajo de esa conducta que vemos (en este caso, tirar del pelo). Ahora puedo verlo. Puedo acompañar desde aquí. Gracias a las herramientas y filosofía de vida de Disciplina Positiva.
Debajo de lo que hacen nuestros hijos hay necesidades no cubiertas, hay metas inocentes (aquellas cosas que hace que son características de su forma de procesar el mundo), hay metas erradas (creencias que le llevan a actuar de forma socialmente poco efica para encontrar pertenencia). También hay mucha frustración, hay mucho malestar, hay sentimiento de no control del ambiente, hay escasos recursos de interacción, hay una necesidad de autorregulación difícil de gestionar….
Hay una PETICIÓN DE AYUDA.
Su mensaje oculto (lo que nos diría si pudiera poner palabras a su malestar) podría ser:
– «Nótame. Involúcrame de forma útil», o
– «Déjame ayudar y dame opciones», o
– «Me siento dolido, no sé cómo gestionar mi malestar y te dañaré para desahogarme. Valida mis sentimientos», o
– «No te rindas conmigo. Muéstrame cómo hacerlo mejor en pequeños pasos».
¿Qué podemos hacer ante ese comportamiento?
En el mismo momento en el que está sucediendo, la prioridad es cuidar de su seguridad física y emocional, y de la de los demás. Calmar. Esperar. Este no es el momento de actuar más allá de:
1- Si podemos, anticiparnos y evitar el daño.
2- Ofrecer un espacio para tener una pausa alentadora.
3- No «darle bombo».
4 No tomarlo como un ataque personal.
5- Observar.
6- Esperar..
7- Respirar.
Cuando ese momento ya ha pasado, es el momento de buscar A través de preguntas de curiosidad, a través de la observación de lo que nos hace sentir esa forma de actuar , observando qué hace cuando le pedimos que pare… hay muchas pistas que podemos ir encajando para montar el puzle.
Os cuento el desenlace de la historia.
Después de recuperar la calma para hablar de lo sucedido desde la búsqueda de soluciones.
1- Recuperarse del error. Como oportunidad, no desde la culpa, sino desde la responsabilidad,
2- Pedir ayuda a su madre o a otro adulto cuando note que «sube el fuego» del malestar para que le acompañemos en la gestión del enfado sin dañar.
3- Dar pequeños pasos para resolver lo que le está haciendo sentir mal.
Esa es la magia de bucear bajo lo que vemos como un comportamiento inadecuado. Lleva su tiempo conocer este otro modo de acompañar los desafíos. Merece la pena.
SI te animas a bucear conmigo . O simplemente para charlar sobre tu situación en casa, sobre tus dudas, sobre cómo poder bucear bajo el comportamiento de tu niñ@. Puedes ponerte en contacto conmigo en mi correo
Un abrazo y Feliz día
PD: Date la oportunidad de probar herramientas educativas distintas si quieres conseguir resultados diferentes con tus hijos. Si quieres saber como puedo ayudarte puedes reservar tu sesión de valoración gratuita para poder tratar de forma personal y totalmente confidencial.